jueves, 11 de febrero de 2016

¿Qué es querer?

El otro día estaba sentado tranquílamente en mi sofá, mirando al techo y pensando en cuanto tiempo libre puede llegar a tener una persona como yo cuando me asaltó una duda. ¿Qué es querer? Muchas veces hablamos de nuestras parejas en caso de que las tengamos, o de quienes nos gustaría que lo fuesen si somos un poco más desafortunados. Es bastante común decirles "Te quiero" sin pensar realmente en lo que queremos transmitir, es una palabra confusa ya que, solo quieres algo mientras no lo tienes pero ¿Y cuando lo tienes? O aún mas importante, ¿Y cuando lo tenías pero lo has perdido?
¿Cuanto se puede querer a alguien? Tanto en cantidad como en medidas de tiempo, el "querer" no dura para siempre, no nos engañemos, pero aún así creo que merece la pena que, el tiempo que dure, le demos la mayor importancia que podamos, porque el querer se lo merece. Vivimos en un mundo donde hay demasiada envidia y poco amor. Esta envidia no es sana, ¿Y el amor? El amor a veces aún menos.
Pero aún así aún hay gente dispuesta a querer con todo su alma, dispuesta a dejar sus intereses personales a un lado y desvivirse por quienes les dan la vida, son pocas, si, pero merecen la pena.
Antes de seguir leyendo recordad que es muy diferente querer a alguien que el hecho de que te guste alguien. Gustar es algo pasajero, da igual cuanto te guste algo o alguien, no es para siempre, querer tampoco, pero entonces ¿Cual es la diferencia? Sencillo. Cuando te gusta alguien no quieres que se separe de tu lado, cuando quieres a alguien sabes que esa persona es libre, y le querrás aunque el no quiera estar a tu lado, aunque vuestros caminos se hayan divido, aunque no habléis desde hace meses o nunca hayáis hablado.
Para mi querer es preocuparme por alguien, preocuparme de, por ejemplo, que este texto sea lo más ameno posible, que no te canses leyéndolo, que te guste y quieras más. Ojalá sea así y no te preocupes, que yo te lo daré. Querer desde mi "Limónico" punto de vista es tener esa frase que te haga sonreír un poco o sentirte comprendido, que sientas que tienes alguien a quien recurrir cuando te sientas mal (O bien, no tiene por qué ser malo). Para mi, querer, es escribir, por eso os escribo esto.

Querido lector, no te conozco.
Puede que nunca llegue a hacerlo.
Pero aún así, sonríe.
Hay alguien aquí que te quiere.

lunes, 18 de enero de 2016

Gatos, anécdotas y moralejas

Hace varios meses me encontré a un gato por la calle, como es costumbre en mi le llamé y, para mi sorpresa, se acercó increiblemente confiado. Estuvo caminando un buen rato a mi lado, le di algo de pan que llevaba para que comiese e incluso me hice varias fotos con el, me sorprendió muchisimo que un gato, animal que suele ser arisco por naturaleza fuese tan cariñoso conmigo. "Se habrá escapado de alguna casa" pensé.

Recuerdo perfectamente como iba vestido ese dia, llevaba una sudadera negra con las mangas de rayas blancas y negras, la cual le dejé a una amiga un dia. ¿A que viene este detalle tan irrelevante ahora? Pues bien, tras un mes volvía a mi casa de recoger dicha sudadera, llamadlo destino o suerte, como querais, pero algo hizo que volviese a encontrarme con mi peludo amigo. Fué una tontería, pero me puse muy feliz de volverle a ver, me acerqué, llamándole, esta vez se quedó de piedra, mirandome y cuando di un paso hacia el frente salió corriendo disparado en dirección contraria.
Una tontería, diréis, pero me senti bastante mal, pasé el resto del camino sin dejar de pensar en ello.

Un gato amigable, cariñoso ¿Que le había pasado? Pues bien, supongo que ese gato no era tan diferente a las personas. Hay mucha gente que encuentra divertido lanzarles piedras a los animales callejeros o incluso patearles si se acercan. Y si en todo este tiempo que llevaba sin verle la gente no había dejado de tratarlo mal, ¿Os imaginais vosotros mismos acercandoós a alguien con toda confianza solo para terminar pateados? ¿Traicionados? En fin... Si nos paramos a pensarlo no es tan raro, ¿Quién no ha sido engañado alguna vez por alguien en quien confiaba?

Pobre animal, que vida tan humana.

miércoles, 6 de enero de 2016

Y así fue como morí.

No fue para nada agradable, recuerdo haber estado un instante antes en mi cama mirando al techo en la oscuridad antes de que todo se diese la vuelta. Ahora el negro vacío al que estaba observando me estaba engullendo, podía sentir como caía sin para dentro de algo que parecía no tener fin. Solo estábamos yo y la nada, al menos al principio, al menos antes de que mi alma comenzase a salir de mi cuerpo.
Pero no una, sino dos, Dos pequeñas chispas, una oscura y la otra con un cálido brillo blanco. ¿Por qué? ¿Por qué dos? Podía entender la primera, practicamente negra, costaba diferenciarla dentro de ese vacío pero aún así sabía que estaba ahi. Y que representaba todo lo que quería ocultar. Celos, cobardía, miedo, ¿A qué? Posiblemente a todo. Asco, odio, mareo, Lo que era mi día a día. Soledad, gritos... Y al final silencio. Un silencio incómodo, el que guardaba conmigo mismo. Era yo.
¿Y la otra? ¿Felicidad? No recuerdo cuanto hace que era realmente feliz ¿Sonrisas? De ninguna manera, tampoco se cuando llevo sin sonreir de verdad y no usandolo como una mascara. ¿Por qué? ¿Que eres? ¿Que haces aquí? ¿Por qué te alejas?... Eres tan bonita... No, no, quédate.
    No por favor.
                 No te vayas.
                            Aún no.

Me desperté de improvisto, pero sin sobresaltarme. Sintiendo solo un enorme vacío en mi interior. No se por qué pero en ese momento noté que faltaba algo dentro de mi, algo que me había estado impulsando a seguir adelante aunque todo fuese mal. Comprendí entonces que no estaba del todo vivo, simplemente seguía por inercia. ¿Por qué esa noche?. ¿Por qué tras ese sueño?
¿Quizá... Esa luz... Eras tú?

viernes, 13 de noviembre de 2015

Quererte en invierno

Me gustabas tanto porque eras fácil de querer y difícil de olvidar, eras tan fría, pero tu mirada era tan cálida...
Chica del día y la noche, ama de los contrastes, sencilla y complicada a la vez, eras mi pequeña cajita de música a la que me gustaba darle un poco de cuerda cada noche antes de dormir y sentir tu música rodeándome las frías noches de noviembre. Que bonito era quererte en invierno, levantarme a media noche y verte dormida a mi lado, darte un beso sin que te dieses cuenta, echarte el brazo por encima y volver a dormir.
Despertarme por la mañana y no verte, pero entre tanto frío, estirar la mano hacia tu lado de la cama y sentir aún tu calidez. Que fácil era quererte en invierno, acostumbrarse a tus besos traviesos bajo las sábanas, entrecruzar mis dedos con los tuyos y, sin mas, mirarnos durante el tiempo que hiciese falta, hablando sin palabras.
Pequeño cristal de hielo, dueña de mis escalofríos y tiriteras, la única persona que conseguía dejarme en blanco, sin palabras. Y que me gustase.
Mi chica de hielo, que fácil era quererte en invierno. Y amarte toda una vida

miércoles, 21 de octubre de 2015

Siempre soñé con ver un amanecer desde la cubierta de un pequeño barco solo para mi, sentir que el interminable azul del océano me rodea haciéndome sentir aún mas pequeño, notar la brisa acariciándome y respirar el aire fresco mientras me mece la marea y, ahí, sin pensar en nada, dejar que el tiempo pase, que se haga de noche para ver las estrellas, ponerles nombres, encontrarles formas. Siempre soñé con estar tranquilo, sin demasiadas preocupaciones. Mi mundo tenía demasiadas patas como para darle la vuelta.

Entonces llegaste.

Desde entonces sueño con ver un amanecer desde la cubierta de un barco lo suficientemente grande para que quepamos los dos, sentir que tu mirada me rodea, haciéndome sentir aún mas pequeño, notar tus dedos acariciandome y respirar en tu cuello mientras me susurras cualquier tontería y, ahí, sin dejar de pensar en ti, hacer que el tiempo corra, que se haga de noche para poder ver las estrellas. Contigo. Ponerles nombres. El tuyo. Encontrarles formas. A tus lunares. Siempre soñé con estar tranquilo, sin demasiadas preocupaciones. Y llegaste tu poniendo todas y cada una de las patas del reves.

Tengo un sueño. Eres tú.

viernes, 16 de octubre de 2015

Despacio.

Despacio, por favor, si te vas hazlo lentamente. Si no volvemos a vernos quiero tener una buena imagen que recordar de ti, despacio y con paso tembloroso te alejas, dos lagrimas brotan por tus mejillas, veinte por las mías. Despacio te vas, despacio te recordare. Despacio te iré olvidando sin llegar a olvidarte nunca. Despacio como el beso de dos enamorados bajo una puesta de sol. Despacio cerré los ojos, deprisa los abrí esperando que todo fuese un sueño. Demasiado rápido me di cuenta de que no lo era. Ahora, despacio, escribo esto, despacio te recuerdo, y aún mas despacio pienso "Como pudo pasar todo tan rápido"

martes, 13 de octubre de 2015

Por algún lado hay que empezar.

Es curioso como un día sin previo aviso, algo dentro de ti se rompe.
Cuando esto pasa creo que todos tenemos la misma reacción, buscar una salida, algo que nos alivie o nos mantenga distraidos para pensar el menor tiempo posible en lo que sea que nos atormenta.
Yo me rompí hace tiempo, pero hasta hoy no empezaron a cortar mis pedacitos.
Estaís en frente de mi salida, una ventana a través de la que podré gritar hasta dejarme la garganta (O los dedos), gritar tan fuerte que mi voz resuene por encima de esas voces que no dejan de repetir en mi cabeza "No eres suficiente".
Siéntate y ponte cómodo, coge una taza de café, un té, un Cola-cao. Lo que te apetezca.
Siéntate, lee y, si es posible, disfruta.

Espero que mi dolor sea de tu agrado.