lunes, 18 de enero de 2016

Gatos, anécdotas y moralejas

Hace varios meses me encontré a un gato por la calle, como es costumbre en mi le llamé y, para mi sorpresa, se acercó increiblemente confiado. Estuvo caminando un buen rato a mi lado, le di algo de pan que llevaba para que comiese e incluso me hice varias fotos con el, me sorprendió muchisimo que un gato, animal que suele ser arisco por naturaleza fuese tan cariñoso conmigo. "Se habrá escapado de alguna casa" pensé.

Recuerdo perfectamente como iba vestido ese dia, llevaba una sudadera negra con las mangas de rayas blancas y negras, la cual le dejé a una amiga un dia. ¿A que viene este detalle tan irrelevante ahora? Pues bien, tras un mes volvía a mi casa de recoger dicha sudadera, llamadlo destino o suerte, como querais, pero algo hizo que volviese a encontrarme con mi peludo amigo. Fué una tontería, pero me puse muy feliz de volverle a ver, me acerqué, llamándole, esta vez se quedó de piedra, mirandome y cuando di un paso hacia el frente salió corriendo disparado en dirección contraria.
Una tontería, diréis, pero me senti bastante mal, pasé el resto del camino sin dejar de pensar en ello.

Un gato amigable, cariñoso ¿Que le había pasado? Pues bien, supongo que ese gato no era tan diferente a las personas. Hay mucha gente que encuentra divertido lanzarles piedras a los animales callejeros o incluso patearles si se acercan. Y si en todo este tiempo que llevaba sin verle la gente no había dejado de tratarlo mal, ¿Os imaginais vosotros mismos acercandoós a alguien con toda confianza solo para terminar pateados? ¿Traicionados? En fin... Si nos paramos a pensarlo no es tan raro, ¿Quién no ha sido engañado alguna vez por alguien en quien confiaba?

Pobre animal, que vida tan humana.

miércoles, 6 de enero de 2016

Y así fue como morí.

No fue para nada agradable, recuerdo haber estado un instante antes en mi cama mirando al techo en la oscuridad antes de que todo se diese la vuelta. Ahora el negro vacío al que estaba observando me estaba engullendo, podía sentir como caía sin para dentro de algo que parecía no tener fin. Solo estábamos yo y la nada, al menos al principio, al menos antes de que mi alma comenzase a salir de mi cuerpo.
Pero no una, sino dos, Dos pequeñas chispas, una oscura y la otra con un cálido brillo blanco. ¿Por qué? ¿Por qué dos? Podía entender la primera, practicamente negra, costaba diferenciarla dentro de ese vacío pero aún así sabía que estaba ahi. Y que representaba todo lo que quería ocultar. Celos, cobardía, miedo, ¿A qué? Posiblemente a todo. Asco, odio, mareo, Lo que era mi día a día. Soledad, gritos... Y al final silencio. Un silencio incómodo, el que guardaba conmigo mismo. Era yo.
¿Y la otra? ¿Felicidad? No recuerdo cuanto hace que era realmente feliz ¿Sonrisas? De ninguna manera, tampoco se cuando llevo sin sonreir de verdad y no usandolo como una mascara. ¿Por qué? ¿Que eres? ¿Que haces aquí? ¿Por qué te alejas?... Eres tan bonita... No, no, quédate.
    No por favor.
                 No te vayas.
                            Aún no.

Me desperté de improvisto, pero sin sobresaltarme. Sintiendo solo un enorme vacío en mi interior. No se por qué pero en ese momento noté que faltaba algo dentro de mi, algo que me había estado impulsando a seguir adelante aunque todo fuese mal. Comprendí entonces que no estaba del todo vivo, simplemente seguía por inercia. ¿Por qué esa noche?. ¿Por qué tras ese sueño?
¿Quizá... Esa luz... Eras tú?