No fue para nada agradable, recuerdo haber estado un instante antes en mi cama mirando al techo en la oscuridad antes de que todo se diese la vuelta. Ahora el negro vacío al que estaba observando me estaba engullendo, podía sentir como caía sin para dentro de algo que parecía no tener fin. Solo estábamos yo y la nada, al menos al principio, al menos antes de que mi alma comenzase a salir de mi cuerpo.
Pero no una, sino dos, Dos pequeñas chispas, una oscura y la otra con un cálido brillo blanco. ¿Por qué? ¿Por qué dos? Podía entender la primera, practicamente negra, costaba diferenciarla dentro de ese vacío pero aún así sabía que estaba ahi. Y que representaba todo lo que quería ocultar. Celos, cobardía, miedo, ¿A qué? Posiblemente a todo. Asco, odio, mareo, Lo que era mi día a día. Soledad, gritos... Y al final silencio. Un silencio incómodo, el que guardaba conmigo mismo. Era yo.
¿Y la otra? ¿Felicidad? No recuerdo cuanto hace que era realmente feliz ¿Sonrisas? De ninguna manera, tampoco se cuando llevo sin sonreir de verdad y no usandolo como una mascara. ¿Por qué? ¿Que eres? ¿Que haces aquí? ¿Por qué te alejas?... Eres tan bonita... No, no, quédate.
No por favor.
No te vayas.
Aún no.
Me desperté de improvisto, pero sin sobresaltarme. Sintiendo solo un enorme vacío en mi interior. No se por qué pero en ese momento noté que faltaba algo dentro de mi, algo que me había estado impulsando a seguir adelante aunque todo fuese mal. Comprendí entonces que no estaba del todo vivo, simplemente seguía por inercia. ¿Por qué esa noche?. ¿Por qué tras ese sueño?
¿Quizá... Esa luz... Eras tú?
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